Lavado de manos profundo y constante es una de las recomendaciones más extendidas para evitar el contagio de coronavirus que, hasta este domingo, ha dejado como saldo 35 personas enfermas en el Estado de México y dos muertos a nivel nacional. Sin embargo, en la entidad tres de cada diez mexiquenses no pueden realizar esta medida de higiene, porque carecen de agua en sus hogares.
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El estrés hídrico, es decir, la alta demanda de agua potable que rebasa por mucho la cantidad disponible de este líquido en la región, es uno de los factores que contribuye a esta desigualdad en la distribución de agua, que se mide en escala de 1 a 5, en la que cinco representa el nivel más alto de estrés hídrico.
De acuerdo con estimaciones del Instituto de Recursos Mundiales (WRI), el Estado de México presenta un estrés hídrico de 4.81 puntos, lo cual pone en riesgo la garantía al derecho al agua y al saneamiento, reconocidos por la Asamblea General de la ONU en 2010 y por la Constitución Política Mexicana en 2012.
A nivel nacional el 94% de los hogares tiene la infraestructura para recibir agua dentro, pero sólo el 69.2% recibe este servicio diariamente. En las viviendas que se ubican en zonas rurales solo 54.4% cuanta con agua todos los días, mientras que en los espacios urbanos la cifra es de 73.3%, de acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de los Hogares (2017).
Los sectores agrícolas (68.23%), público urbano (14.52%) e industrial (7.4%) constituyen las áreas a las que más agua se destina; mientras que para cubrir las necesidades en el ámbito doméstico sólo se asigna el 0.045%, según estimaciones de la Comisión Nacional del Agua.
A diferencia de algunas alcaldías de la Ciudad de México, donde ya se ha reportado un aumento en el desabasto de agua, alimentado por las recomendaciones de lavado frecuente de manos ante la pandemia, en el Estado de México todavía no se tienen reportes de falta de agua por esta causa.