Entre la vida y la muerte, así se vive en uno de los barrios más pobres de Metepec

Al norte del municipio se encuentra el barrio de Los Tejocotes, uno de los más azotados por la pobreza.
8 agosto, 2020

Santa María Magdalena Ocotitlán es una comunidad de Metepec que vive entre la inseguridad y el olvido de las autoridades municipales. En sus calles no se olvida el asesinato del joven Alan Josue “N”, hermano menor de la primera regidora de Metepec, Ilze Eugenia Torres Enríquez, quien perdiera la vida al recibir varios impactos de bala en el centro de esta comunidad.

La Magdalena Ocotitlán se encuentra a 20 minutos de la zona metropolitana del Valle de Toluca, con una tasa poblacional de alrededor de 5 mil habitantes y con un aproximado de mil 160 casas, de acuerdo con datos de Market Data México. Asimismo, la colonia registra alrededor de 250 establecimientos  comerciales en operación. 

«Esta delegación es conocida por que muchas familias que habitan en ella se dedican a la elaboración de tabiques y blocks.»

Entre sus calles se observa poca circulación de pobladores, pues hasta el momento guardan la cuarentena. De acuerdo con testimonios de vecinos de la zona existe un gran descontento con el actual gobierno, pues ha limitado los rondines de seguridad y la presencia policiaca en la zona, en comparación con gobiernos anteriores, con quienes dicen haber vivido más seguros.

Al norte del municipio se encuentra el barrio de Los Tejocotes, uno de los más azotados por la pobreza. Josefina Carrillo, una vecina de la zona, denuncia vivir con miedo por las noches, ya que hasta ahora no ha visto patrullajes en el área. 

“Si nos da miedo, a mí en lo particular más por mis nietos, que le pongan un poco más de vigilancia al pueblo, que vengan patrullas”

Otra de las problemáticas que denuncia los habitantes de la Magdalena Ocotitlán es la falta de oportunidades y desempleo ocasionada por la pandemia que se vive a nivel nacional, ya que ella se mantenía de la venta de chacharitas en el pueblo vecino de San Bartolo Tlaltelulco. Hoy la economía de su familia, integrada por 7 personas, se sostiene con el sueldo de su hija, quién es la única que trabaja actualmente

Metros más adelante, dentro del mismo barrio, se encuentra la casa de Saturnino Florencia, un poblador que vive en condiciones de pobreza extrema y sólo es sostenido por su único hijo, quien día a día lo saca adelante con los pocos ingresos que llega a tener gracias al humilde oficio de “Chacharero”.

«Sólo es sostenido por su único hijo, quien día a día lo saca adelante con los pocos ingresos«

Saturnino es una persona de 65 años quien padece diversas enfermedades degenerativas, entre ellas: diabetes, ambos pies dañados uno por pie diabético y otro con la integración de dos clavos a causa de una reciente operación que tuvo por fractura de tibia y peroné, a ello se suma la poca visibilidad que le queda por las cataratas que padece en ambos ojos. 

Él desde pequeño a vivido en este barrio y por desempeñarse como ayudante en una fábrica de tabiques, para ayudar a la economía de sus padres, ya que no pudo tener acceso a la educación básica. Saturnino vive del sustento de lo que le llega a dar su hijo y de la caridad de la gente del pueblo, quienes rara vez llevan comida.

Dentro del cuarto donde pasa la mayor parte del tiempo se observa una cama sencilla, un altar en el que hace oración todos los días y un sillón viejo y polveado para las escasas visitas que llega a tener. Del otro lado se observa una bodega en la que, aún con la poca movilidad que tiene, llega a juntar pet para luego venderlo y poder comprarse algo de comer.

“A estas alturas de mi vida ha sido complicado el poder sobrevivir, ya no veo, ya no tengo las mismas fuerzas que cuando era joven ni mucho menos la movilidad para hacer algo por mi hijo”

Triste y solo lamenta la falta de oportunidades en la zona que creció, decepcionado brindó un mensaje a la población más joven para no caer en el mundo de la drogadicción y el alcoholismo, causante también de la pobreza en la que vive la Magdalena Ocotitlán.

“Ya que más te digo, ahora sí que pobre nací y pobre me voy a morir, esta es la vida que me pude hacer a lo largo de mi vida. Ahora mírame enfermo, pobre y solo, ya que mi esposa murió hace 3 años, ahora sólo con la compañía de mi hijo y de mis dos perros que me acompañan. Aquí estaré hasta dónde Dios me permita vivir”, concluyó.

Esto sólo es parte de lo que el equipo de AD Noticias documento en este barrio olvidado por la autoridades de Metepec. El miedo y la inseguridad que viven sus habitantes se padece ahora más que nunca, pues está muy fresco el recuerdo del asesinato de Alan Josue “N”, el joven de 17 años que perdió la vida en un ataque directo por parte de un grupo armado. Hasta el momento, la Fiscalía General del Estado de México continúa con las indagatorias para dar con los agresores, quienes escaparon en una camioneta Pickup, la madrugada del pasado lunes 11 de mayo. 

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