José Ángel tiene 12 años. Está por iniciar el segundo año escolar en la Secundaria número 9 “León Guzmán” de la ciudad de Toluca. Aunque asegura que le fue “bien” en el cierre del ciclo educativo anterior –ya con el uso de la tecnología porque en los últimos meses la pandemia obligó a las clases a distancia–, dice que “extraña a sus amigos” y en su opinión, los cursos “de frente” son mejores pues le entienden mejor a los maestros. Sin embargo, él y alrededor de cinco millones de estudiantes mexiquenses regresarán a clases a partir del 24 de agosto con esta forma de recibir la enseñanza en la que no podrán interactuar entre ellos físicamente, como antes, lo que también afecta su proceso de aprendizaje.
Recientemente, la pedagoga Débora Yuridia Ortiz Sánchez, comentó a AD Noticias que los menores no tienen problemas en aprender de esa manera y que se adaptan con facilidad a estos nuevos tiempos.
Si bien es cierto lo que la especialista señala, también existen opiniones que refieren otras problemáticas que conlleva el hecho de que niños y jóvenes tomen clases desde sus domicilios, desde no contar con la tecnología adecuada para seguir las clases o que sus hogares no sean propicios para atender adecuadamente los cursos.
La organización Healthy Children destaca que “las escuelas brindan más que estudios académicos a los niños y los adolescentes. Además de lectura, escritura y matemáticas, los niños aprenden habilidades sociales y emocionales, hacen ejercicio y tienen acceso a servicios de ayuda para la salud mental y otras cosas que no se pueden ofrecer por medio del aprendizaje en línea”.
De acuerdo con declaraciones de la Dra. Claudia Sotelo Arias, directora del Centro de Especialización de Estudios Psicológicos en la Infancia (CEEPI) a “MásqueRP”, no a todos los alumnos se les facilitó aprender en línea, ya que varios demostraron cansancio y rechazaron las clases impartidas de esa manera.
“Sabemos que estar concentrado en una pantalla de computadora o tableta durante más de dos horas es cansado, y en el caso específico de los niños resulta monótono; es muy fácil que pierdan la atención en las clases en línea. Esto se complica con los cuadros de ansiedad que provoca el encierro por la pandemia, a lo cual se suma la exigencia de algunos padres para que sus hijos no bajen su rendimiento escolar”.
Al respecto, Alejandra Núñez, madre de familia, dijo a AD Noticias que su hijo “terminó fastidiado e incluso nervioso, por lo tanto decidimos optar por el método Montessori, adaptándonos a sus tiempos”.
Además, los menores enfrentan otro tipo de problemas al estar tantas horas frente a la televisión, computadoras, tabletas o celulares.
“Por un lado, desde el punto de vista físico, la exposición continua a la pantalla daña la vista y genera daños al cuello, columna y caderas causadas por las posturas rígidas y contra-natura que se exigen de los niños al estar sentados frente a las pantallas. La falta de circulación de oxígeno y sangre, la rigidez muscular, la usual falta de mobiliario ergonómico, la exigencia de una estresante postura de inamovilidad para prestar atención, causan daños físicos”, destaca el peruano León Trahtemberg, reconocido especialista en el tema educativo.
Trahtemberg señala que tanto el permanecer prácticamente inactivos, como la posibilidad de consumir productos que no aportan nada a su alimentación –los llamados chatarra– también pueden causar obesidad en los menores. De allí que una de las nuevas materias que se impartirán en México es la de “Vida Saludable”, que incluirá diversos temas sobre nutrición.
Trahtemberg también se refiere al efecto tóxico en el desarrollo neurológico de los niños al estar expuestos de manera excesiva a estímulos visuales y auditivos, ya que esto “afecta su tolerancia a la espera y exacerba la búsqueda de nuevos estímulos audiovisuales para concentrarse, reduciendo el espectro de opciones de aprendizaje. Al reducir su actividad física libre y expansiva, limitan su capacidad de juego real, exploración, manipulación de objetos concretos y limitan la imaginación, ya que el uso de imágenes prefabricadas por el ‘software educativo’ los hace retornar a esas mismas imágenes cada vez que tienen que ejercer libremente su imaginación”, destaca.
En abril pasado, ante el cierre de escuelas que afectó al 87% de la población estudiantil en todo el mundo, por la presencia del covid-19, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) puso en marcha una Coalición Mundial para la Educación (CME), cuyo objetivo es ayudar a los países a ampliar las mejores soluciones de aprendizaje a distancia y llegar a todos los niños y jóvenes.
Esta organización reconoció entonces que los gobiernos “desarrollan soluciones de aprendizaje a distancia, afrontando los retos que esto conlleva, que van desde la entrega de contenidos, apoyo a los docentes, orientación a las familias, los problemas de conectividad y de acceso a medios masivos de comunicación”.
Ante ese panorama, la UNESCO compartió 11 recomendaciones para hacer frente a esta situación:
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