Toluca cuenta con nulas estrategias y acciones implementadas que garanticen que las personas puedan trasladarse de manera segura y cómoda, esto a pesar de que es el municipio con más letalidad en accidentes de tránsito en el Estado de México, de acuerdo con el Ranking ciclociudades 2019 del Instituto de Políticas para el Transporte y el Desarrollo (IPTD).
En cuanto a muertes viales, la capital mexiquense se ubica por encima de municipios como Ixtapaluca, Naucalpan y Ecatepec. De hecho, en 2017 un total de 123 personas murieron en siniestros viales, 56 por ciento de esas muertes corresponden a peatones y ciclistas, según el último Informe sobre la Situación de la Seguridad Vial, realizado por la Secretaria de Salud.
Obras que privilegian la movilidad motorizada
En enero de este año, Juan Rodolfo Sánchez Gómez, alcalde de Toluca, presumió en sus redes sociales que la inversión para pavimentación y re encarpetamiento en 2020 sería de 800 millones. “Resultados a favor de todos, en especial de la movilidad”, dijo luego de inaugurar la ampliación de la avenida Heriberto Enríquez en el acceso a San Felipe Tlalmimilolpan. Sin embargo, los criterios con los que se realizó esta obra corresponden a paradigmas del siglo pasado.
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“Una de las opciones pudo ser la creación de ciclovías a las laterales o un camellón arbolado que funcione para cruzar la avenida en dos tiempos, esto con una adecuación geométrica”, dice Álvarez y explica que la reducción del tamaño de los carriles, conforme normativas internacionales, previene el exceso de velocidad y, por lo tanto, las muertes y lesiones en accidentes de tránsito, al tiempo que se prioriza la movilidad no motorizada, es decir, se democratiza el espacio público.
Los mismos criterios obsoletos han sido aplicados en otras obras viales hechas durante esta administración, como la rehabilitación de la avenida Hacienda el Coecillo, en la zona industrial de Toluca, en donde cientos de trabajadores utilizan la bicicleta como su medio de transporte principal.
La necedad de un gobierno
Después de que en mayo de 2019 el valle de Toluca atravesará la peor contingencia ambiental de la que se tiene registro, Sánchez Gómez prometió la construcción de 20 kilómetros de ciclovías, proyecto que, hasta la fecha, ni si quiera ha comenzado.
Ante la omisión de las autoridades municipales, distintas asociaciones civiles han propuesto la implementación de ciclo carriles emergentes como una alternativa que puedan ocupar quienes utilizan el transporte público para prevenir el riesgo de contagio de covid-19 a bordo de esas unidades.
En diversos momentos durante esta pandemia, la ciudadanía organizada ha exigido que las autoridades inviertan en estas obras, pero la respuesta no ha sido satisfactoria: mientras algunas ciudades apuestan por la movilidad no motorizada para combatir los estragos del nuevo coronavirus, el ayuntamiento de Toluca retiró el sistema de bicicleta pública Huizi.
La democratización del espacio se ha convertido en el paradigma de las ciudades más progresistas del mundo, incluso en el país ciudades como León, Guadalajara y la misma Ciudad de México han apostado por una movilidad sostenible con la implementación de ciclovías, pasos peatonales seguros y semáforos peatonales.
Ciudades europeas como Amsterdam, Paris y Copenhage han virado hacia la peatonalización de sus centros como alternativa al modelo automóvil-centrista, pero en Toluca se continúa apostando por un modelo de los años 70 que no ha mejorado la movilidad ni reducido la siniestralidad ni la contaminación.