Para Ángel Gomez, compositor –ganador del 1er Concurso Internacional de Composición para Guitarra de Portugal/Seixal, 2020– la búsqueda estética es complicada, también debe generar un discurso, buscar que sus obras se interpreten y resolver su situación económica: esto, dice, es por lo que pasan los artistas, sus compañeros y sus maestros, sin embargo, dice, “no tendría porque ser así, brindar apoyo y generar un entorno cultural saludable cambiaría la situación”.
“…cobijo, cobijo para los artistas, sobre todo en el Estado de México, que estamos bastante descobijados”
Originario de Toluca, Ángel Gómez es egresado del Conservatorio de Música del Estado de México; con 32 años, ha obtenido diversos premios: el del Concurso Internacional de Composición del Museo Iconográfico del Quijote, en el Festival de Música Manuel M. Ponce, el Concurso de Composición Manuel de Falla y el Festival Internacional de Guitarra de Monterrey, sin embargo –dice en entrevista– eso no ha servido para llamar la atención de las autoridades de la Secretaría de Cultura o las municipales pero no ha tenido apoyo económico ni la vinculación entre artistas o grupos para difundir su obra.
El compositor considera que aunque en el Estado de México los artistas se encuentran desprotegidos y que el apoyo de las instituciones es vital para su desarrollo; también hay necesidad –y pocas posibilidades– de obtener un trabajo; actualmente trabaja por contrato en la Escuela de Artes Escénicas de las Universidad Autónoma del Estado de de México, hace algunas ediciones tuvo una beca del Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico (Pecda) pero no se ha emitido convocatoria para 2020. Los concursos se han convertido para Ángel en una alternativa para desarrollarse y obtener algunos ingresos.
«Rapsodia patafísica de iridiscencias yuxtapuestas«, la pieza ganadora
El premio en Portugal lo obtuvo con una rapsodia, explicó, una obra de partes contrastantes en su estructura, cuyos recursos están puestos de manera instintiva, sin un patrón o procedimiento técnico para establecer su creación.
En su proceso creativo, Ángel Gómez realiza mapas antes de escribir, que indiquen cómo se desarrolla la historia, toma al cine como ejemplo poque considera que el plano temporal en el cine y la música es el mismo, el tiempo, precisamente. Su creación, dice, es muy cercana al tipo de cine de David Lynch aunque no está basada en él.
Con el mapa establece una estructura de la obra, busca los estímulos a su alrededor y define qué quiere que suene; con el mapa determina la rapidez con la que va a escribir la partitura, en la cual va distribuyendo y buscando el efecto que desea; en ese punto el mapa se modifica dependiendo de la percepción y de lo que como artista considera que funciona, o no.
Su estilo, dice Ángel –quien en algún momento estudió ingeniería y música al mismo tiempo– está en desarrollo porque la búsqueda artística o estética es constante, cuando la exploración de un artista se concreta terminó su carrera, él observa sus obras, incluso la más reciente le es lejana a lo que es ahora. “Estamos llenos de estímulos –considera– obras de arte, literatura, películas, gente que hace cosas bellas y que te nutre y lleva por caminos para nutrir tu lenguaje artístico.”
Ángel, quien al final abandonó la ingeniería seguirá trabajando en la composición, buscando concursos y trabajando en la construcción de un discurso instintivo, pero con ciertas limitaciones de recursos y estructura, para lograr el equilibrio.