“Nombrarlos a todos para decir: este cuerpo podría ser el mío”
Antígona González, texto de Sara Uribe
La narrativa de la pandemia está dominada por los números, expresó Ana Cárdenas, de Quinto Elemento Lab. Así la gente se ha ido acostumbrando a escuchar que en el Estado de México, por ejemplo, hay cinco mil 988 pacientes confirmados con covid-19 y 496 defunciones, en vez de preguntarse por las historias que guardan esas cifras.
Acerca de esta despersonalización de la muerte, la periodista Marcela Turati opina que en un contexto como el mexicano en el que “la muerte es nuestro estado natural desde que inició la ‘guerra contra las drogas’”, aunado a los fallecimientos a causa del covid-19 han arrebatado el derecho a un buen morir. Morir en las condiciones en las que lo hacen los pacientes con covid-19, es decir, lejos de sus seres queridos, sedados para soportar los dolores que provoca la disnea abre otra pregunta: ¿cómo enfrentar pérdidas de tales magnitudes?, se cuestiona Felicia Knaul, experta en economía de la salud y directora del Instituto de Las Américas de Miami.
En medio de lo que parece una creciente despersonalización de la muerte es necesario “dejar claro […] que los puntos rojos que los noticieros y los gobiernos nos presentan a diario en una tabla no son cifras, son personas”
Con “tales magnitudes” Knaul se refiere a que el número de personas que han fallecido, en algunos de los hospitales covid en el país –tres mil 465 de acuerdo con la Dirección General de Epidemiología–, ha desbordado la capacidad de las funerarias y han tomado por sorpresa las finanzas de las familias, cuyos muertos, al no ser llevados a tiempo, debieron ser resguardados en camiones refrigerantes mientras alguien los reclama, como sucedió en el Hospital Regional “Gral. Ignacio Zaragoza”, en Iztapalapa.
En medio de lo que parece una creciente despersonalización de la muerte es necesario “dejar claro […] que los puntos rojos que los noticieros y los gobiernos nos presentan a diario en una tabla no son cifras, son personas”, continúa Turati. Por eso hay que ser cautelosos con los datos, mencionó Oscar Elton, de Data Civica, “porque los datos representan vidas”.
Si se toman en cuenta las cifras oficiales, en el Estado de México los cinco mil 988 casos confirmados acumulados representan las cinco mil 988 historias de personas que a inicios de este año no esperaban que un virus cambiaría el curso de sus vidas. Una de estas historias es la de Carlos Guerra, una historia que al ser contada le da otro sentido a los números: no es lo mismo decir que él forma parte de una estadística que indica que el 37.02% de las personas infectadas por el virus SARS-CoV_2 se ha recuperado; a decir que, durante la enfermedad, cambiaron las dinámicas personal y familiar de Carlos, quien después de recuperarse seguirá contando no como una cifra, sino como una persona.
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