La crisis económica provocada por la pandemia continúa en el sector restaurantero. En el Estado de México 11 mil 500 unidades de las 76 mil que se tenían registradas en esta industria no lograron continuar con sus actividades, ya con el semáforo epidemiológico en color naranja. Más de 50 mil empleos directos se perdieron. Pero no es todo. Otra cantidad similar de negocios podría cerrar antes de finalizar el año, de continuar la misma tendencia de ventas muy bajas debido a la contingencia sanitaria.
Así lo alertó el presidente de la Cámara Nacional de la Industria Restaurantera y Alimentos Condimentados, Canirac, en el Valle de Toluca, Alberto Massud. En entrevista con AD Noticias destacó que entre abril y julio las pérdidas económicas en el sector ascendieron a 18 mil millones de pesos, mientras que de agosto a la fecha ya son otros 4 mil 400 millones de pesos, por lo que en total, los restauranteros mexiquenses registran pérdidas por más de 24 mil millones de pesos.
El dirigente empresarial señaló que el 90 por ciento de los restaurantes que cerraron eran micros y pequeños, ya que son los que conforman el grueso del sector, y fueron los que se vieron más afectados por el cierre de actividades durante la cuarentena, a pesar de que, incluso, se les permitió comenzar actividades aún con el semáforo en rojo, con aforo restringido de hasta 40 por ciento.
“Ese arranque fue complicado, paulatinamente, ya en octubre se dio cierta recuperación. Sin embargo, los números en promedio de ventas que tenemos los restaurantes que estamos actualmente operando oscilan entre un 30 y 40 por ciento de nuestra venta con respecto a una normalidad. Si se ve bajo ese esquema, prácticamente –estamos- muy por debajo de nuestro punto de equilibrio. Todavía estamos costeando pérdidas en estos meses”.
Mauricio Massud dijo que es preocupante que todavía continúan los contagios y en el sector se le ha dado prioridad a la salud ante todo. Sin embargo, se esperaba que el Estado de México pasara a semáforo amarillo a finales de octubre y principios de noviembre, pero es difícil que esto suceda. “Lo único que buscaríamos nosotros es que en diciembre tuviéramos unas reglas de operación más flexibles, donde el aforo pudiera ser un poco mayor al 40 por ciento, para poder cerrar el año de mejor manera y poder afrontar enero y febrero”, que también se prevén complicados.
Expresó que un repunte de contagios sería letal para la industria restaurantera y en general, para toda la economía, por lo que es importante que al menos se continúe en semáforo naranja hasta finales de año, pero que no se retroceda a rojo. Destacó que esta vez diciembre será atípico y no se obtendrán las ventas que normalmente se tenían por las fiestas de fin de año, de manera que era el mejor mes para el sector. “Ahora si se logran ventas de hasta 50 por ciento podríamos darnos por satisfechos”, aunque sin alcanzar todavía el punto de equilibrio.
El presidente de Canirac en el valle de Toluca refirió que históricamente el Buen Fin no ha representado un repunte en las ventas del sector restaurantero. Al contrario, sucede que tradicionalmente se tienen menos clientes, porque la gente se va a los centros comerciales, por lo que esta vez tampoco lo consideran como una tabla de salvación para reactivar la economía de los restaurantes de la región.
Por otra parte, Massud destacó que entre sus afiliados han sido aislados los casos de covid-19 que se han presentado directamente, debido a que todos se han ocupado en seguir al pie de la letra todos los protocolos de salud que han determinado las autoridades sanitarias, por lo que solo se han presentado casos aislados que no llegan ni al uno por ciento.