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Science y los sonideros de San Andrés Cuexcontitlán

Hace apenas unos días la revista Science publicó en su sitio web una presentación en la que explica cómo es que la pandemia de Covid-19 está alcanzando los niveles de contagio que hoy presenta en el mundo (a niveles de cientos de miles cada un día en esta segunda ola, sobre todo en Europa). La explicación se centra en el término “superspreading events”, que puede traducirse como eventos de superpropagación.

Este concepto es clave, porque captura lo que ocurre en la dinámica cotidiana a la hora de que una persona entra en contacto con otras y puede iniciar una cadena de contagios que lleve a miles de casos. La explicación que hace esta publicación recupera el caso de la compañía farmacéutica Biogen, que a finales del mes de febrero celebró su conferencia anual en la ciudad Boston. En aquel momento Estados Unidos tenía menos de 20 casos conocidos de Covid-19. Era principios de año. Pero uno de los aproximadamente 200 asistentes a ese evento en Biogen debe haber sido portador del virus, así que con el paso de los días al menos 97 personas que asistieron a la conferencia, o vivían en un hogar con alguien que asistió, dieron positivo. Este caso permite concluir –dice Science– que la reunión de Biogen se había convertido en un evento de gran difusión del virus (superspreading event); y recuerda que en cuestión de semanas, el virus se propagó desde la reunión por todo Massachusetts y otros estados de la Unión Americana. Un estudio reciente estima que condujo a decenas de miles de casos solo en el área de Boston.

Entonces, los eventos de gran difusión, de acuerdo con esta publicación de Science, son un elemento esencial a la hora de entender la explosiva propagación del virus. La publicación hecha por esta prestigiosa revista científica está basada en el cúmulo de trabajos de investigación que se han generado en varias partes del mundo en lo que va del año y que arrojan pistas sobre el comportamiento de esta nueva enfermedad global. Su conclusión es que los eventos de superpropagación se presentan en todo tipo de lugares: bares, fábricas, escuelas, iglesias, en fiestas. De hecho la publicación recupera el caso de una boda celebrada en marzo en Jordania: el padre de la novia estaba infectado; transmitió el virus a al menos 76 de unos 360 invitados. Así es: una sola persona infectó a 76. Y eso está relacionado con el rol que jugaba en la fiesta: era un protagonista, todos lo felicitaban, abrazaban, besaban, bailaban con él, etc. Noticiarios de todo el mundo han dado cuenta de eventos así. En México, nada menos dos bodas (una en Mexicali, Baja California, y otra en Torreón, Coahuila) derivaron en cientos de casos en las últimas semanas. Son ejemplos, pero situaciones de este tipo pueden ser muchas más. Son eventos de superpropagación.


En México, dos bodas (una en Mexicali, Baja California, y otra en Torreón, Coahuila) derivaron en cientos de casos en las últimas semanas. Son ejemplos, pero situaciones de este tipo pueden ser muchas más. Son eventos de superpropagación


De acuerdo con lo que se sabe hasta ahora, en el caso de la pandemia de COVID-19 y muchas enfermedades infecciosas, la mayoría de las personas no infectan a nadie más, pero un pequeño porcentaje de personas causa la mayor parte de la transmisión. La intensidad de este patrón depende de la enfermedad, pero la superpropagación parece ser particularmente importante en el caso de la Covid-19. Un estudio publicado en abril –afirma Science– estimó que el 10% de los pacientes son responsables del 80% de la propagación.

De esta manera, la publicación concluye que una estrategia clave para contener la pandemia es eliminar las condiciones que favorecen la propagación acelerada del virus. Los investigadores han identificado varios factores que hacen que los eventos de superpropagación sean más probables: espacios cerrados y/o con poca ventilación, multitudes y entornos de contacto cercano. Gritar, cantar y respirar con dificultad también parecen aumentar el riesgo de propagación excesiva. Esta es la razón por la cual eventos como el baile sonidero del pasado fin de semana en San Andrés Cuexcontitlán, delegación municipal de Toluca, se vuelve un acto, a todas luces irracional.

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En redes sociales es posible ver que no se trata del único caso: bailes, fiestas, convivencias con gran cantidad de gente se han comenzado a publicitar y multiplicar en las últimas semanas. Se trata de potenciales eventos de superpropagación. Es necesario que no tengan lugar, pues muy probablemente sean los detonantes de cadenas de transmisión que deriven en cientos o miles de casos. No estamos para soportar una segunda oleada como la que atraviesan ahora en Europa: cerrar todo, volver al encierro y saturar los hospitales y panteones no tienen por qué ser las consecuencias que debamos asumir todos por culpa de quienes fomentan y toleran estos eventos. 

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