Como en todo, en política también hay clases, niveles y calidades. Dos casos similares con desarrollos y desenlaces muy diferentes. En abril pasado, los diputados locales de Morena, Benigno Martínez y Max Correa, se regodeaban inmiscuyéndose en la vida interna de la UAEMex al intentar imponerle una reforma “democratizadora”. Cuando el rector, Alfredo Barrera, organizó y encabezó una marcha en defensa de la autonomía hubo una reacción casi furibunda desde algunos sectores del poder público, marcadamente en la Secretaría de Educación. Diez meses después, otro diputado de Morena, Miguel Ángel Jáuregui Montes de Oca, intentó lo mismo en la UNAM, pero chocó con pared, ante la indignación universitaria por el agravio, fue obligado por su propia bancada a retirar su iniciativa. La Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, repudió y reprobó la fracasada intentona de Jáuregui Montes de Oca. Las causas son las que definen.
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Alguna mente retorcida usa el video del asalto armado a la redacción de AD Noticias , acompañándolo con un texto malintencionado lleno de mentiras, en el que afirma falsamente que los pistoleros que nos atacaron ingresaron a nuestras oficinas haciéndose pasar como encuestadores del INEGI. Falso de toda falsedad, lamentablemente desde este miércoles el bulo se ha viralizado en la red de WhatsApp. La decadencia está en todos los lados.
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Vaya victoria moral, política y legal se apuntó Daniel Serrano este jueves con la publicación que hizo la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia de Morena del acuerdo por el cual se obliga a Ricardo Moreno y Tranquilino Lagos, le ofrezcan una disculpa pública por la sarta de calumnias que difundieron en su contra. Tiempo y verdad siempre ponen a cada uno en su lugar.
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Hoy hay más gente tocando la puerta de Morena, PAN, Verde y hasta MC, que en el PRI. Allí, las filas son, pero para salir. Es penoso, muy penoso. Los datos reales de afiliados activos son para deprimirse, no llegan ni a 150 mil. Las luchas internas ahora son por las posiciones de representación proporcional, las candidaturas de mayoría nadie las quiere, entiende que las probabilidades de perder en una elección abierta son de 10 a 1.
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La diputada Ana Lilia Herrera no cruza su mejor momento político. Se confrontó con el delmacismo y paga las obvias consecuencias. No solo eso, se plegó por completo a los intereses de Luis Videgaray, hoy considerado poco menos que un traidor por lo propios priístas y obvio, estar tan cerca del apestado no es lo mejor. Es una pena.